El libro «El Orinoco Ilustrado y Defendido» del padre Joseph Gumilla, publicado en 1742, ubicaría las primeras plantas de café en el territorio colombiano en la Misión de Santa Teresa de Tabaje sembradas por el autor, cerca de la desembocadura del río Meta en el río Orinoco; esto ubica la cuna del café muy cerca de lo que hoy es la ciudad de Puerto Carreño en el Vichada
La producción comercial
Durante el siglo XIX surgió el negocio del café a mediana escala y el norte en el Departamento de Santander se convierte en el primer exportador interno de café en 1834, con un cargamento con destino al Departamento de Antioquia. No obstante la importancia de este acontecimiento, no sería sino pasada la mitad del siglo XIX cuando el café Colombiano tendría como destino los mercados Norte Américanos y Europeos convirtiendose en el producto de exportación más importante de la canasta agrícola del país.
La Era de la Automatización Industrial
El negocio del café desde muy temprano en el siglo XIX ya habia creado grandes fortunas en paises cómo Venezuela, Panamá, Costa Rica y Brasil; contaba con un importante avance técnico e industrial, por lo que Colombia logra acceder a lo último de la técnica y la tecnología, lo que significó el surgimiento de Las Haciendas Cafeteras.
La tecnología de la época logra crear aúténticas joyas tecnológicas que combinaron la tecnología Británica más avanzada con las mejores prácticas para el beneficio de café, logrando gran capacidad de procesamiento semi automatizado y una gran calidad de producto que rápidamente posicionó a Colombia en el mercado internacional.
La Hacienda Cafetera
El Ocaso del Modelo de la Gran Hacienda y el nacimiento del Eje Cafetero
Los conflictos entre trabajadores y Hacendados del siglo XIX y XX, la Guerra Civil de finales de siglo XIX y los altos costos laborales y operativos relacionados con la producción industrial de café, generaron grandes transformaciones del modelo de producción, privilegiando el modelo minifundista en donde el pequeño propietario asumía todos los costos de producción y los grandes capitales se concentraron en la comercialización internacional; en este ambiente de cambio las grandes Haciendas del centro y norte del país fueron desmontadas y en algunos casos abandonadas y los departamento de la cordillera central cobraron vigencia en la industria nacional.
Hoy Las Antiguas Haciendas son solo un testigo silencioso de una época de gran opulencia y prosperidad.
Un conjunto de grandes casas, beneficiaderos, maquinaría industriales de origen europeo y americano y muchas historias cuentan ellas mismas la historia del café de Colombia.