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Hacienda Las Mesitas de Santa Ines
Retos del turismo en la Provincia del Tequendama
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Tequendama, cuna del café colombiano de exportación
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Historia
Las Mesitas de Santa Inés
La Hacienda Las Mesitas de Santa de Santa Inés, CASABLANCA de la telenovela original de los 90s «Café con Aroma de Mujer», y una de las empresas cafeteras con mayor tradición del mundo del café en Colombia: esta es su historia:
Pioneros
Una de las referencias más antiguas en el territorio antes de ser hacienda se originó en la década del 80 del siglo XIX y se le atribuye a el señor Francisco Ospina, de origen antioqueño, quién fue pionero en la caficultura de Cundinamarca y que habiéndose trasladado al Tequendama fundó en la Mesita de Santa Inés el establecimiento más hermoso y más bien arreglado que existió en Colombia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se inicia la producción cafetera siguiendo los pasos de las importantes familias que habían puesto cafetales en Viotá, Mesitas de El Colegio, Nilo y otros sitios estratégicos entre Bogotá y el río Magdalena. Para poder hacer el procesamiento del café, se encargó la adquisición de maquinaria que era producida por Inglaterra por las casas Jhon Gordón, EH. Benthal y Mc Kinnon.
Esta es una época en la historia de Colombia en la cual no había carreteras por lo que, adquirir la tecnología en si mismo guardaba grandes desafíos logísticos. Finalmente la maquinaría se movería por agua desde Europa hasta el puerto fluvial de Portillo entre Tocaima y Viotá, hasta donde llegaban los barcos más pequeños navegando el rio Bogotá desde el puerto de Peñalisa a las orillas del Magdalena y sería movida hasta la hacienda a lomo de mulas y las piezas más grandes por arrastre de bueyes
La hacienda se dotaría entonces de un conjunto de maquinaria que utilizaba la fuerza del agua para el procesamiento del grano y la fuerza animal para mover las grandes rocas de la trilla, única en su tipo que aún sobrevive de la primera tecnología usada en Colombia en el mundo de las haciendas del café.
En los años 50 del siglo XX, la Federación Colombiana de Cafeteros la eligió para ser hacienda piloto de procesamiento del grano a gran escala, con fines de exportación.
📽Documento fílmico inédito - Año 1966🎞 Visita oficial de la Reina de Dinamarca Margarita II al municipio de Anolaima (Cachipay) Cundinamarca.
Con los años la hacienda se convertiría en sitio de visita obligada de diplomáticos, personajes célebres y personalidades del mundo de la política deseosos de conocer su bella arquitectura, la calidad de sus instalaciones pioneras en Colombia, así como degustar su delicioso café.
En 1966 la hacienda recibiría la visita de la Princesa Margrethe Alexandrine Þórhildur Ingrid, hoy reina Margarita II de Dinamarca, quien realizó el trayecto por tren y el cual fue un acontecimiento de orden nacional
En octubre 1967 Darío Echandía, luego de su visita escribiría en el libro de invitados “Así como el busto dura más que la ciudad, esta bella hacienda sobrevivirá al cultivo del café». Un año más tarde, en octubre de 1968, se realizó allí el primer comercial del primer Juan Valdez del país, que entonces era José Duval, un actor extranjero, acto de daría vida pública al personaje que representaría por generaciones a la los caficultores y al café de Colombia. También fue visitada por los ex presidentes Misael Pastrana, Andrés Pastrana y Carlos Lleras Restrepo.
Desde finales de los años 60 hasta principios de los 90, se recogían más de 10.000 sacos de café en Mesitas de Santa Inés y se empleaba hasta mil trabajadores de la región.
A principios de los 90, la broca, pero especialmente la comprobación de que el precio por libra en el mercado internacional apenas si había subido unos centavos en los últimos 40 años, fueron definitivos para el abandono de la siembra masiva de café en la hacienda y en la región. Pero Echandía tenía razón. Mesitas de Santa Inés sobrevivió. La hacienda se diversificó con el cultivo de ‘Baby Banana’ y flores exóticas como anturios, heliconias, follajes y helechos.
Café con Aroma de Mujer
A mediados de los 90 dada su relevancia y belleza dieron mérito para convertirse en escenario de la famosa telenovela, ‘Café con Aroma de Mujer’. Una historia que narraría a través del relato de amor entre una chapolera y el dueño de la gran Hacienda Casablanca, la cultura del café; una obra protagonizada por Margarita Rosa de Francisco y Guy Ecker, escrita por el afamado Fernando Gaitán y dirigida por el recordado Pepe Sánchez.
Del primer Juan Valdez quedan una foto autografiada y un mensaje de gratitud a los dueños de la hacienda por prestarla para la campaña. De la hacienda persisten las enormes instalaciones, una de las más grandes de américa latina; la hermosa casa estilo Republicano de más de 2 siglos de historia con su mobiliario original de origen europeo y una exquisita decoración de la época, el beneficiadero antiguo con su catalina y sus máquinas para despulpar el café, la trilla de mulas, las despulpadoras de origen europeo, en general maquinaria americana y colombiana de todas las épocas y hasta una guardiola.
Un tesoro de la cultura de café, no solo de Colombia, sino del mundo.
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Ya una década encontrándonos a nosotros mismos a través de historias que una y otra vez nos llevan a la antigua hacienda y una taza de café.
Este sitio conserva el legado de la automatización industrial de café con sus antiguas herramientas y maquinarias europeas y americanas.
