Cuando Colombia ingreso en el negocio del Café, este pequeño grano ya había sembrado prosperidad y riqueza en Brasil, Venezuela, Panamá y algunos países centroamericanos.
Colombia comenzó tarde, pero… lo hizo con una fuerza tal, que siglo y medio después, sigue siendo el apellido de este país.
Los pioneros del café tuvieron el carácter para bajar a la montaña para colonizar el bosque y dominar la técnica del cultivo y la visión para construir una industria en donde en solo había pobreza.
Ya desde finales del SXIX escritores contaban las glorias de la caficultura colombiana; encontraron en su desarrollo la materia prima para ambientar el nacimiento y fortalecimiento de un país.
Durante los 60s y 70s un nuevo linaje de investigadores y escritores navegaron por la historia del café en búsqueda de sus raíces, de aquellas que explicaran como el café se convirtió en la identidad y fuerza constructora de esta nación.
De las investigaciones que se han desarrollado es clara la participación del proceso cafetero en la conformación y fortalecimiento del país.
Otros escritores nos ilustran también acerca de los desequilibrios sociales que generó en su momento la automatización industrial del café en los territorios de producción, desequilibrios que habrían sembrado las raíces del conflicto en Colombia.
La calidad de las tierras y el instante en el que el café ingresa a Colombia se alinearon para logra el éxito en el país.
A finales del SXIX la técnica y la tecnología estaban plenamente desarrolladas y el mercado crecía de manera estable en los países consumidores de Europa y Estados Unidos.
La propuesta de café suave, aromático y bajo en cafeína, conquistó lo más selecto de los consumidores del mercado mundial.
Rápidamente Colombia fue reconocido como uno de los productores más importantes del café suave en el mundo, título por el cual aún hoy es reconocido.
Muchos visitantes llegan al país cada año buscando conocer al menos una parte de esta tradición, sin lugar a dudas una oportunidad para nuestros caficultores.
Para los que me conocen no es paradójico que haya regresado a mis raíces; desde niña conocí de primera mano la labor cafetera como propietaria de una pequeña parcela en Chaguaní, en la tierra de la Pola…
Hacer el tour de café para nosotros es regresar a casa, al aroma inconfundible de las plantas de café, la cereza y el café en pergamino… es regresar a casa… cada momento del café nos lleva a esa sensación particular que vivimos de niños.
Ese espíritu especial nos llena y es por eso que como colombianos queremos compartirlo.
Como colombianos siempre queremos dar lo máximo de cada uno a nuestros huéspedes y visitantes, en nuestras experiencias de café esto es aún más perceptible.
Todos los que hemos tenido el gusto de compartir con la cultura cafetera sabemos de la especial calidez y cariño con el cual se logra cada detalle.
Nuestros tours de café son una invitación a vivir la autenticidad del campo colombiano, a conocer un poco de la historia que explica porque somos así en este gran país y es una oportunidad para conocer el verdadero corazón del café de Colombia.